Tres años de El Museo Transformador

El Museo Transformador


Vivimos en la época de los proyectos. Grandes propósitos se ven reducidos a floridos pdf´s que van de despacho en despacho buscando quien los financie. A menudo, se reducen así interesantes visiones a una especie de artefactos a la venta, aunque lamentablemente, que se produzca esa anhelada compra depende de demasiados factores y se verifica con demasiada poca frecuencia.

En el Museo Transformador creemos que cualquier realidad imperfecta (por ser real) es mucho mejor que cualquier visión perfecta (por ser visión). Por eso ya hace tres años que nos arremangamos y, sin presentar ningún PDF a nadie y con nuestro propio tiempo libre como único recurso, publicamos nuestro manifiesto en un portal con voluntad de ofrecer artículos para la reflexión, recursos varios para los museos y espacio para la participación. Teníamos claro que todo quien aspire a promover cualquier transformación debe, antes de nada, transformarse a sí mismo. Por eso queríamos contribuir a que el museo contemporáneo pueda prepararse para jugar el papel social y educativo (transformador, decimos nosotros) que en estos tiempos le corresponde.

Desde el principio hemos tenido clara la dificultad que supone embarcarse en una iniciativa como El Museo Transformador. El reto en estos casos no es otro que el de mantener el entusiasmo a sabiendas de que el trabajo será mucho y la remuneración ninguna; y los resultados, no obstante, casi siempre serán sutiles y modestos, abstractos y sólo perceptibles a medio o largo plazo. Probablemente este sea el motivo por el que normalmente intentar adaptarse resulte bastante más atractivo que intentar transformar… Pero ahí estamos.

Y no podemos estar más contentos con la calurosa acogida que hemos tenido a lo largo de estos años —tanto en adhesiones como en redes sociales—. Nuestro principal activo, podéis estar seguros, no es otro que la credibilidad que nos dais todas aquellas personas que nos habéis secundado de uno u otro modo.

Aunque nuestro manifiesto sigue redactado en los mismos términos que en 2020, en estos años vamos identificando con buen detalle aquellos aspectos en los que creemos que mejor podemos contribuir. En nuestro horizonte se van perfilando con fuerza algunos de ellos:

Ayudar. Esperamos que los valores de El Museo Transformador contribuyan a verbalizar propósitos, visiones e intuiciones de profesionales de los museos, en un contexto en el que el desarrollo de prácticas profesionales ampliamente compartidas está sólo en sus inicios.

Llegar. El grueso de profesionales de museos radica en museos pequeños o incluso muy pequeños con recursos en ocasiones extremadamente reducidos, incluso para poder atender a iniciativas como la nuestra. Queremos poder contar especialmente con ellos.

Un pequeño museo dedicado a sonidos del mundo, que exhibe diferentes instrumentos. Santo Domingo de Silos (Burgos). Créditos foto.

Sumar. Toda la capacidad de nuestra iniciativa radica en quienes os habéis adherido a nuestro manifiesto o nos dais vuestro soporte con vuestra sola presencia. Aspiramos a enriquecer este colectivo también con personas de otros ámbitos ajenos a los museos, pues El Museo Transformador no es una organización gremial para profesionales de museos, sino que se dirige a todas las personas que crean en las posibilidades de los mismos, procedan del ámbito que procedan.

Intervenir. No creemos que sólo pensando o escribiendo se puedan mejorar realmente las cosas. Por eso, a medio plazo nuestra intención es poder participar en proyectos de gestión de contenidos de exposiciones y museos, a fin de poder mostrar y demostrar en la práctica las inmensas capacidades comunicativas que identificamos en el lenguaje museográfico.

Atraer. Nada tiene futuro si no tiene jóvenes. En los museos, el tiro en el pie que nos ha supuesto la sobre-externalización de servicios, solamente resuelve los problemas actuales de los departamentos de RRHH de las organizaciones de las que dependen los museos; huyendo así hacia adelante e hipotecando su futuro, y poniendo de este modo a los museos en grave riesgo de sostenibilidad. También queremos contribuir a abrir sin complejos este melón cuanto antes.

Entusiasmar. Aspiramos a aportar también formación a profesionales de museos; de museístas, como nos gusta llamarles —y llamarnos—. Y hacerlo desde la recuperación del entusiasmo por una profesión aún muy joven y que, con demasiada frecuencia, defrauda injustamente. La mayor parte de quienes hemos llegado a los museos lo hemos hecho por pura pasión, e incluso devoción. La pésima gestión de ciertas administraciones y personas directivas, no debe erosionar nuestro entusiasmo: este gran activo tan propio de nuestro colectivo. Por eso, y aunque reconozcamos e identifiquemos las carencias de los museos, en El Museo Transformador huimos sistemáticamente de anclarnos a discursos pesimistas o ceñudos.

Salir. En estos tiempos nuestro enfoque debe ser necesariamente global. En este sentido, creemos que todo propósito de internacionalización en nuestro caso debe pasar por América Latina, pues, desde nuestro eurocentrismo, no siempre se ha tenido en cuenta su enorme contribución al desarrollo de los museos. Además, las inmensas capacidades de los actuales sistemas de videoreunión suponen una oportunidad de trabajo en equipos mixtos que va mucho más allá que sólo la de dar soporte en tiempos de pandemias.

Volar. Creemos que algún día los museos sabremos reconocer y ejercer nuestras auténticas posibilidades en el contexto de la sociedad contemporánea. A menudo nos quejamos de que la sociedad no valora nuestras posibilidades, pero a veces somos nosotros mismos quienes no lo hacemos. Permanecemos tristemente atados al pesado lastre de sistemas de gestión anacrónicos y endogámicos que nos mantienen caminando en círculos, regodeándonos en un cierto complejo de víctimas. Mientras, la ciudadanía espera —con muchas más ganas de las que creemos— poder disfrutar de toda la magia que un lenguaje museográfico bien trabajado sería capaz de ofrecerles.

Y como dice una de nuestras frases preferidas, de Borges: El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer.

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