Developing exhibitions

Developing exhibitions. There is a method in this madness

Dirk Houtgraaf y Massimo Negri

EMA & Waanders Publishers, 2020. ISBN: 978 94 6262 306 4


Reseña de este libro, por El Museo Transformador.


El desarrollo de exposiciones es una disciplina en realidad nueva. Es sólo desde mediados del siglo pasado que se admite que el museo contemporáneo es un ente comunicador, y debido a ello, la exposición deviene un producto comunicacional autónomo que posee sus propios recursos basados en un lenguaje propio y singular: el lenguaje museográfico.

Pero el desarrollo de este lenguaje no ha sido tarea fácil y es un empeño en el que se sigue evolucionando, aunque no siempre al ritmo que sería de desear. O sea, que a pesar de que los museos pueden parecer organizaciones muy antiguas, en realidad son, como entidades comunicadoras, espacios muy recientes.

Existen otros lenguajes «nuevos», como el lenguaje cinematográfico o el lenguaje propio de la infografía. No obstante, estos últimos han tenido la fortuna de partir de cero: el museo, antes de ser el espacio de comunicación que ahora es, ostentó otras misiones que actualmente se hace necesario engarzar con los nuevos propósitos comunicativos, en el contexto de un empeño no siempre fácil, consciente, evidente ni exitoso.

A esto hay que añadir que los museos se han visto obligados a tomar cartas en mayor o menor medida en el mundo del turismo o del entertainment, que son dos de los grandes hechos omnipresentes de la sociedad contemporánea. El resultado ha sido una enorme dispersión de modos y maneras estrictamente privadas y personales de abordar un proyecto de exposición (this madness, que dicen los autores en el título de este libro). Estos modos y maneras van, desde la ingenuidad más cándida a la soberbia más pretenciosa, aunque con deliciosas excepciones. Esto hace de los museos un sector de organizaciones intensamente divergentes en sus esquemas de gestión, cosa que dificulta enormemente, tanto la labor compartida de los profesionales, como la formación de los más jóvenes.

De lo anterior existen diversas evidencias. Probablemente la más clara pueda relacionarse con el despegue de los estudios de diseño de interiores y también de las empresas de producción (muchas veces socios de facto), quienes sin duda han salido beneficiados de este río revuelto: por no existir capacidad en los museos y organizaciones  que hacen exposiciones para abordar los particulares procedimientos propios del jovencísimo lenguaje museográfico, el mayor peso de hacer una exposición suele acabar recayendo en el ultimo eslabón de la cadena, que son aquellas empresas que (sólo) tienen que dibujarla, construirla e instalarla físicamente, todo ello en el contexto de un solucionismo galopante.

Así, hacer una exposición hoy, a menudo no significa mucho más que dibujarla y construirla físicamente. Esto vacía las exposiciones de contenido museográfico, anula su singularidad comunicativa y con frecuencia las reduce a cascarones redundantes de propósito meramente estético; y además eleva al rango de museógrafo o incluso museólogo a cualquier interiorista que haya sabido detectar estas carencias para capitalizarlas a su favor. Entre profesionales, frecuentemente se recela de la experiencia acumulada por otros museos u otros expertos, a la vez que se niega la existencia de método, apelando —a veces un tanto cínicamente— a una presunta actitud ecléctica que en realidad suele esconder puro adanismo.

Dirk Houtgraaf y Massimo Negri nos muestran magistralmente en este libro que sí que había método; sólo hacía falta hacer el análisis oportuno de los funcionamientos internos de los museos para poder subrayar las similitudes y ponerlo de manifiesto.

Resulta gratificante a la par que sorprendente descubrir cómo los funcionamientos que han adquirido la mayoría de museos comparten una lógica común más allá de las temáticas a tratar en sus salas o de la contemporaneidad de sus colecciones. Un análisis y una propuesta que hacen de su lectura un acto ineludible para todos los que comienzan su carrera profesional en museos o para aquellos que quieren entender mejor el funcionamiento de los mismos.

Merece especial reconocimiento la labor de síntesis que los autores proponen en los gráficos ayudando a entender los flujos de trabajo y las conexiones entre departamentos de una manera sencilla y didáctica. Además de los cuadros de mando y las fases conceptuales en el desarrollo de un proyecto expositivo destaco los gráficos donde se ven las interconexiones entre departamentos y empresas involucradas en el desarrollo expositivo haciendo posible de un vistazo entender las dinámicas.

Aun sabiendo que cada museo es un universo en sí mismo y que las dinámicas siempre se personalizan en función del personal, del presupuesto o del histórico de cada museo resulta particularmente sencillo la adaptación de los planteamientos expuestos a casi toda tipología de centro.

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